Un expolio cultural no tan conocido: el caso del olivo

Pese a que se haya decretado el estado de alarma y pese a que «nosotros nos quedamos en casa», queremos seguir «celebrando» con vosotros el Día Internacional de los Bosques, dando cuenta de la riqueza forestal del país y recordando alguno de los árboles más singulares y monumentales de cuantos se conservan.

Hoy es el turno de la Comunidad Valenciana, por lo que es obligado hablar de los 1.115 olivos que, con más de mil años de antigüedad, se conservan en Canet lo Rogi (Castellón) y que sirvieron de inspiración a Paul Laverty para guionizar «El Olivo» (2016), un largometraje dirigido por Icíar Bollaín que recuerda cómo muchos olivos milenarios fueron a parar a palacios y mansiones de distintos países de Europa.

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El árbol sobre el que versa la trama (una joven emprende un viaje para recuperar el olivo que perteneció a su abuelo) se encuentra en la finca Pleserems, en la que también se conservan otros nueve ejemplares que, atendiendo a las dimensiones de su tronco, podrían catalogarse como milenarios. El elegido, una variedad de farga que, pese a su longevidad, continúa dando fruto, sobresale por la envergadura de su perímetro (que alcanza los nueve metros) y por la armonía entre su tronco y su copa.

En cualquier caso, el olivo no es la especie forestal dominante en la comunidad valenciana, en la que lo usual es ver pino carrasco, laricio, negral y silvestre, enebros, sabinas, encinas, alcornoques…, tal y como podríamos comprobar si visitásemos la Dehesa del Saler, en el Parque Natural de la Albufera, en la que abunda el pino, aunque también es posible encontrar otras especies.