Extremadura verde: valles de cerezos

Si nuestra parada está en Extremadura, habremos de tener en cuenta que cada primavera (salvo esta), la visita obligada es el Valle del Jerte, en el que más de un millón y medio de cerezos cubren ya de blanco los bancales dispuestos para su cultivo en los municipios cacereños de Barrado, Cabezuela del Valle, Cabrero, Casas del Castañar, Jerte, Navaconcejo, Piornal, Rebollar, Tornavacas, El Torno y Valdastillas.

El espectáculo, que tiende a prolongarse durante casi un mes, comienza con el despertar, que suele producirse el 21 de marzo (Día Internacional de los Bosques) y que avanza, progresivamente, hacia las tierras más frías y también hacia las que se sitúan en las cotas elevadas, en las que la floración puede retrasarse a mediados de abril. Si bien es cierto que el despertar no tiene una fecha concreta en el calendario, sino que depende de sus condicionantes.

Al margen del cerezo, el Valle del Jerte, situado al norte de Cáceres, atesora también algunos de los Árboles Singulares de Extremara, que se pueden admirar siguiendo la Ruta de los Castaños Milenarios.

Y sin abandonar el norte de Cáceres podremos decantarnos también por otra fantástica opción: los bosques del Ambroz, en los que, además de castaños, encontraremos también robles, alisos, chopos, olivos, encinas y alcornoques, conformando un conjunto de gran singularidad y belleza cromática.

Al sur, y ya en Badajoz, encinas, alcornoques y otras especies arbóreas dan vida a la extensa dehesa extremeña, que, con casi un millón de hectáreas, constituye el sistema forestal más abundante en la comunidad, que, además, da cobijo al preciado cerdo ibérico y a otros tipos de ganado.