Para describir el paisaje andaluz, es imprescindible hablar del olivar, pues, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, este tipo de plantación representa casi un 50 % de la superficie total de cultivos. Por consiguiente, su peso en la economía de la comunidad es indudable. Tanto es así que, en el primer aforo de producción de olivar en Andalucía para la campaña 2019-2020 (celebrado a finales de octubre del 2019), se preveía una producción de 4,8 millones de toneladas de aceituna de las que extraer unas 983.600 toneladas de aceite de oliva; unas cifras nada desdeñables, si bien suponen una reducción con respecto a las registradas en el último lustro (en el que sobresale la productividad de 2018-2019, que fue histórica).
Pero la riqueza que aportan estos olivares no se limita a la derivada de la venta de su madera (muy apreciada por su dureza y su veteado, que otorga a cada pieza un aspecto único) y de su fruto, sino está también vinculada con el turismo. No en vano, en la comunidad autónoma existen numerosos olivos monumentales, muchos de los cuales podrían tener una longevidad mayor a los 1.500 años; si bien es cierto que, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid (dirigido por el catedrático de Dasometría de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Forestales y de Medio Natural de la UPM, Antonio Prieto), el olivo más antiguo de España (conocido como la Farga de Arion) se habría plantado en el 314 en Ulldecona (Tarragona), durante el mandato del emperador Constantino I.
En Andalucía, en cualquier caso, sobresalen por su número (en el vídeo de Canal Sur Turismo se muestra la Ruta de los Olivos Milenarios, en Córdoba) y belleza. Destacan, así, el Olivo Gordo de Almedinilla (en Córdoba), que obtuvo una Mención Especial al Mejor Olivo Monumental 2007 por parte de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO); y el Olivo del Arroyo Carnicero (en el municipio malagueño de Casabermeja), el Olivo Caracol (en Periana, Málaga) y el Olivo de Fuentebuena (en Arroyo del Ojanco, Jaén), que fueron reconocidos por AEMO con el Premio al Mejor Olivo Monumental en 2007, 2013 y 2017, respectivamente.
Además, y sin salir de Andalucía, también se puede visitar otro olivo excepcional, que, situado en la aldea almeriense de Aguamarga, en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar presume de una envergadura mayor a la de los ejemplares que se conservan en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, tal y como afirma la asociación Olearum, Cultura y Patrimonio del Aceite en su página web: http://www.olearum.es/det_olivos_monumentales.php?id=11
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