A excepción del Bierzo, en el que nos sentimos en casa, para muchos gallegos Castilla y León es la inmensa llanura de secano que define el paisaje de la Meseta a ambos lados de la A-6. Pero nada más lejos de la realidad. De hecho, su superficie forestal, la mayor de España, ocupa más de 4,8 millones de hectáreas (lo que equivale al 51 por ciento de su territorio) y, de estas, un 55 por ciento están en manos públicas y más de dos millones son arboladas. Por tanto, cualquier visita a Castilla y León es una ocasión excelente para disfrutar de la naturaleza.
Para celebrar el Día Internacional de los Bosques, una alternativa sobresaliente es Soria, puesto que en esta provincia se encuentran los Pinos de la Laguna Negra, entre los que destaca un ejemplar albar de 24 metros de altura y más de cinco metros de perímetro.
Burgos, a su vez, nos permite descubrir, por ejemplo, la Laguna de la Cantera, que alberga un roble de más de 800 años; o el Espacio Natural de La Yecla y los Sabinares del Arlanza, declarado recientemente Parque Natural, para favorecer la conservación y mejora de sus ecosistemas naturales y de sus valores paisajísticos.
Al oeste, Palencia comparte con León un espacio único: el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, en el que se sitúa el Robledal de Estalaya y su Roblón (un fabuloso roble albar de más de 600 años).
En León, también son paradas obligadas el Faedo de Ciñera, un hayedo centenario declarado en 2007 como el Bosque Mejor Cuidado de España; o el Castañar de Villar de Acero (en El Bierzo), que acoge con un perímetro notable, pues supera los 16 metros. Y, en Zamora, una buena opción es visitar el Lago de Sanabria, en cuyas inmediaciones se encuentra el Castañar de San Justo, con ejemplares que, según se afirma, podrían tener más de 1.500 años.
Salamanca, a su vez, presume del Alcornocal de Valdelosa, el mayor de Castilla y León y uno de los mayores de la Península; Segovia, de un bosquete de sabinas, muy próximo a Moral de Hornuez; Valladolid, del Espacio Natural del Embalse de Bajoz y de la Reserva Natural Protegida de Riberas de Castronuño; y Ávila, del Pinar de Guisando, donde se conserva un ejemplar de pino laricio de dimensiones notables, dada su longevidad, que se estima que ronda ya los 500 años.